martes, 22 de febrero de 2011

Que rule

Una garufa de las que ya no se consiguen.

Acá les dejo el flyer.

Son unos amigos. Tocan como el culo pero hay que ir a hacerles la segunda.

Además capaz que hay faso.





Se vemo ahí, de Ferrauiolo.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Huelga General

-¿Harás huelga?
-¿Cuándo?
-¡El 29, hombre!
- ¿Qué día cae?
-Miércoles, creo.
- Imposible: ¡trabajo todo el día!

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Tricolor

Me encontré con el colorado H., un gris oficinista que deribó en un viejo verde.

sábado, 7 de agosto de 2010

Miss simpatía

Ayer pasa un antiguo jefe de Nuria por su trabajo, saluda al personal simpáticamente (no lo quiere nadie) y cuando llega a Nuria:

-¡Marc, qué alegría verte!- exclama ella.
-¿De veras?- pregunta el boludo este, entre sorprendido y halagado.
-No, hombre, que estoy de coña...

miércoles, 7 de julio de 2010

La fiesta catalana

España en la final: tiraron cuatro petardos.

Seguramente el resto se los fumaron.

domingo, 4 de julio de 2010

Medusas

Las medusas son como unas gelatinas transparentes de tamaño variable entre el de una galletita "porteñita" y un long play de los de antes. Por lo menos las que yo ví están entre esos dos tamaños. Se las encuentra en el mar, a veces.

Me acabo de enterar.

-Ojo que hay medusas... - suelen advertir los bañistas en las playas de Barcelona, algunas tardes de verano.

Yo estaba convencido de que las medusas eran minas en bolas.

sábado, 3 de julio de 2010

¡Uruguay que no ni no!

Qué manera desesperada, agónica y -aunque no en un sentido estrictamente futbolero, sí en sentido artísitico- latinoamericana de pasar a la semifinal.

Latinoamericana tal como lo veía Cortazar, generadora de esa mezcla de admiración y estupefacción con la que los europeos asisten a nuestra literatura, nuestra música, nuestro cine, etc.

Pero no me distraeré más con esto que en tres horitas empieza el partido de argentina, así que voy a empezar a cortar salamín , no vaya a ser cosa que me quede corto.

lunes, 5 de abril de 2010

domingo, 4 de abril de 2010

Aguante España

En el momento tremendo en que uno empieza a sentirse viejo y fracasado, cuando asume sinceramente su condición irreversible y decide no calentarse mucho, vienen los gallegos a contarte todo lo contrario:

-¡Sos Gardel!- te gritan con inverosimilitud las estadísticas más confiables.

Y te lo confirman en el día a día los que no han sabido fracasar con altura: los que tiran de los créditos para comprar boludeces, los que hipotecan el alma para cambiar el auto cada dos años, los que ganan un mango y gastan dos, y tiran de sus familias para llegar a fin de mes.

Aparentemente acá, en estas tierras, Gerardo Sanagoria, que se acerca de a poco pero peligrosamente a los cuarenta, soltero, sin trabajo fijo ni ocupación sospechada aunque aceptable violinista y dramaturgo excepcional, aficionado a las artes y a los copetines, paciente de insomnio y otras patologías nerológicas, es ni más ni menos que -no te lo pierdas- un JOVEN EMPRENDEDOR y hasta GANADOR.

Lo de "joven" viene de que en España, único lugar del mundo en el que -imagino- ocurre, la juventud dura hasta los cuarenta. Lo de "emprendedor" se debe a que ya no dependo económicamente de mis padres (situación que por lo visto aquí no se da antes de los setenta y cinco años). Lo de "ganador" es aún más confuso. En tiempos de crisis supongo que cualquiera que más o menos vaya zafando merece ese calificativo.

Menos mal que existe España. Acá logran que cualquiera que esté al borde del suicidio consiga sentirse todo un ejemplo.

domingo, 14 de marzo de 2010

Diferencia de criterios

Mirando una película del año del pedo (o como prefieren los cinéfilos, "un clásico"), acompañado de Nuria y dos amigas féminas.

En la pantalla una mina llora. Se le acerca un quía y le pregunta qué le pasa. Que su novio le había escrito, cuenta la mina, diciéndole que no volvería, que era un espíritu libre. Le dice además que su familia no podrá perdonarla.

El quía, sorprendido, le dice que entiende que pueda ser triste, pero que no ve nada de imperdonable en ser abandonada por un espíritu libre.

A mí me pareció genial el retruque del quía.

Pero las tres féminas que me acompañaban exclamaron al unísono:
-¡qué bobo!

La escena sigue con la confesión de la mina, diciéndole a su confidente ocasional que antes de irse, el espíritu libre la había dejado embarazada.

¿Pero por qué carajo no empezó por ahi?

Parece que para las minas eso había que adivinarlo.

Yo me quedé en el molde, no me iba a poner a discutir. Eran tres contra uno. El único que parecía estar de acuerdo conmigo era Mundo, que desde su rincón me miraba como diciendo "¿otra vez fideos con huvo duro?"

lunes, 8 de marzo de 2010

Preparado

La madre que lo tiró.

Hace un frío de cagarse y Nuria que no aparece.

Para romperme las pelotas está siempre al pié del cañón, pero cuando uno la necesita se borra.

Por suerte tengo ginebra y chorizo colorado.

Dia de la mujer

Feliz día a todas las minitas!

Y un saludo al groncho que se animó a dejar en claro cuatro cosas.

pd: Acá nieva como la gran puta.

sábado, 20 de febrero de 2010

Virtual A3

Por fin un anuncio como la gente.

Algo que no soporto de acá es la publicidad. En realidad no me gusta en ningún lado, pero si no hay más remedio, al menos que traten de venderte algo con un mínimo de creatividad y simpatía.

Las propagandas que más me enferman (y que gozan de muy buena salud, lamentablemente) son esas construidas en forma de diálogos imposibles en las que dos amigos se encuentran y uno muy pelotudo le empieza a preguntar al otro, también muy pelotudo pero (supuestamente) más en tema sobre la tarifa de teléfono o de internet o de lo que sea. Y el otro le explica a veces hasta por teléfono, repitiendo inecesariamente cada cuatro palabras el nombre del producto a vender, sin ton ni son.

Algo tremendo. (Otros anuncios infumables son los de telefónica, esos con letreros que van cambiando al ritmo absurdo de canciones concebidas para mí que por un mono, un mono que además intentara cantar la letra de Sympathy for the devil en la melodía del Payaso Plimplín, por ejemplo, cortando o estirando las sílabas con resultados siempre lamentabes: "el-al-ta-de-li-nea_gra-ti-ís-é-és"). No sólo hay gente que desarrolla este tipo de laburos, sino que además hay otros que lo aprueban y otros que pagan millones para que se distribuya por todos los canales de todo el país.

Algo que está muy por encima de mi entendimiento.

Por eso celebro cuando de pedo veo en la tele un anuncio como el del Audi A3, decime si no está bien.

lunes, 15 de febrero de 2010

Una cosa menos

Hará un par de meses empecé un trámite en la otra punta de la ciudad. Cuando volvía, a unas ocho cuadras de casa, hice cagar la bicicleta.

Por suerte estaba llegando, ya, así que no me calenté mucho. Pasaron unos días y la mandé a arreglar.

La bici la había comprado hará un par de años, y hace uno le había tenido que hacer un arreglo que me costó el 20 % de su valor.

Esta vez el arreglo valió el 80%. Me dije que la próxima vez que se rompiera la tiraba a la mierda. Con que durara al menos otro año me daba por hecho.

Y esta mañana me levanto al alba, porque debía terminar el trámite del que hablé al prinicipio, tenía hora a las 8:30 en la otra punta de la cuidad, salgo tempranito, un frío de cagarse, voy a buscar la bici y me la habían choreado: los dos candados cortados en el suelo.

Por suerte al lado había una del bicing suelta, así que la cacé y me fuí hasta Zona Franca.

No me amargué en absoluto por el choreo, más bien al contrario.

Una cosa menos de que ocuparme.

(El trámite era para canjear el carnet de conducir, aunque no tengo ningún interés en comprar un auto)

domingo, 31 de enero de 2010

Oferta rehusada

Me avisa Carlitos Pinto que la semana que viene arranca para Argentina.

-Si tenés algo para mandar...- se ofrece.

-No, viejo- le digo- gracias

Y tras una breve pausa:

-¡Que manden ellos!

martes, 26 de enero de 2010

Butaneros

Parece mentira que una sociedad que se supone civilizada tolere los métodos de trabajo del "butanero".

No se puede creer, loco.

El tipo a las nueve de la matina deja el mionca en una esquina y arranca su recorrida a pié por las calles del barrio con un carrito lleno de garrafas (o bombonas, como las llaman).

El problema es que va dándoles golpes cada quince segundos con una pinza tipo "pico de loro". Le da con todo, el hijo de puta. Va haciendo un quilombo que lo querés matar. Si fueran cinco minutos no pasa nada, pero se la pasan hasta las cinco de la tarde los culiados.

Los sábados también.

Para peor ayer tuve que ir a diversos lugares del barrio y parecía que el conchudo me venía siguiendo. Salía de la ferretería y ahí estaba el butanero haciendo quilombo. Me meto estratégicamente en el café, para perderlo, salgo, hago media cuadra y otra vez. Arranco para atrás, renuncio al Mercadona en beneficio del Condis sólo para perderlo de vista (y oídos). Y vos sabés que salgo del súper y ahí está el hijo de puta, tocando la garrafa a todo trapo.

A lo mejor era otro, son todos muy parecidos (vienen de Paquistán). Pero me resulta increíble.

Para peor no reparan en la gente de su alrededor. Te pasan por al lado y se ponen a golpear la garrafa.

-A que te doy una hostia...- le dije con tono firme haciendo un gesto de revés con la derecha; y todavía se lo toma a mal.

Parece mentira que una sociedad que se supone civilizada no les haya obligado por ley a gritar, tan sólo en las esquinas un pregón del estilo:

-Buuutanerooooooooooooooooo

viernes, 15 de enero de 2010

Quim Monzó

Qué garrón.

Acabo de ver a Quim Monzó en el programa de Buenafuente.

Yo no lo tenía junado, pero leo las columnas que publica en La Vanguardia y lo tengo como un tipo piola

Pero cuando en lugar de leerlo lo ves, te querés matar.

Parece boludo, pobre Quim. Tiene unos tics nerviosos horribles. No puede dejar de cerrar los ojos, apretándolos insistentemente y moviendo la jeta como acomàñamiento. Un espanto.

Claro que tratándose de un escritor al que uno lee en un papel sin más gestos que los de la imaginación no debería tener ninguna importancia.

Pero entonces ¿para que se presta a aparecer en la tele?

domingo, 10 de enero de 2010

En defensa de Merche

Pobre Merche, viejo.

Me dí cuenta de que cada vez que quiero denigrar a alguien del ambiente de la música lo comparo con ella.

Y no porque conozca su carrera en profundidad, ni nada por el estilo. Se trata de una comparación gratuita, prejuiciosa, desleal y que además probablemente nunca viene al caso.

Pobre Merche, viejo. Una mina sensible y seguramente macanuda que recibe la burla inclemente de tipos como yo.

Qué cosa.

(y lo digo de onda, eh, no me la moví ni nada)

sábado, 9 de enero de 2010

martes, 29 de diciembre de 2009

Sanagoria y puto

Para mí una de las cosas más estresantes del mundo es hacer un regalo. Nunca se me ocurre nada piola, me estrujo el mate pensando y nada.

Pero hace unos días me iluminé y decidí el regalo de Nuria para Navidad: unos patines.

Me pareció un regalo re piola: la estimulo a hacer deporte y además de un modo re cool ¿no? ¡Me encanta toda esa gente moderna que va por la vida patinando!

Tanto es así que le regalé los patines y me quedé manija. Se los regalé el 24 a la noche y el 25 me quedé maquinando, maquinando y resolví comprarme unos para mí también, qué tanto.

Pero el 25 estaba todo cerrado. Y el 26 también, porque es San Esteban, un santo al que nadie la ha dado nunca la menor importancia, donde yo vivía, pero acá en Barcelona es más importante que Navidad.

El 27 era domingo, así que me quedé manijísima todo el fin de semana.

Pero ayer fui corriendo a comprarme mis patines. Es más difícil de lo que creía, pero está bueno. Cansa bastante, te diré. Pero creo que eso es hasta que le agarre la mano, porque yo veo como va la gente patinando y ni transpiran los fenómenos. Una monada.

Ayer los usé un ratito, y hoy salí a andar a lo loco, me pasé unas cuántas horas andando por la ciudad. Ya me estoy haciendo un método. Va bastante bien, eh. Ando volando ya.

Lo que sí me siento medio puto. Pero me da igual.

Para el año que viene estoy lleno de incertidumbres, pero tengo una certeza.

Voy a ser mucho más puto, eso seguro.

¡Feliz año nuevo, amigos!

miércoles, 16 de diciembre de 2009

mientras hago el arroz

Mejor escribo ahora porque mañana tengo un día enquilombado.

Levantarse a las 6 de la matina, en invierno, es algo que ya te condiciona para el resto del día.

Y augura las peores posibilidades. Encima tengo que conseguir que alguien saque a pasear a Mundo. (Nuria no puede, Aleix tampoco, tendría que preguntarle a la gorda Mariela).

Sí señor, mejor escribo ahora que mañana va a estar difícil.

Salvo que lo deje para la noche, muy tarde. Para pasado, digamos.

No sé, che. No sé.

Cuesta pensar claramente mientras hago el arroz.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Tremendo

Acabo de oír que en el sudeste de turquía la mayor parte de la población es curda.

Jodido.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Por fin

¡Le rompieron la jeta a Berlusconi!

domingo, 6 de diciembre de 2009

Resignación

(viene del anterior, pero merece una página aparte)

Al rato el mate parecía no ser suficiente, así que nos bajamos a uno de los bares de la rambla.

El camarero recibió al equilibrista afectuosamente pero sin ocultar cierta preocupación:

-¿Qué le pasó?- preguntó implicado. Sin duda la pregunta la motivaba el vendaje que llevaba mi amigo en la frente.
-Nada- dijo el equilibrista, un poco sorprendido por la pregunta- soy así.

Golbósfera

Esta tarde andaba por el Poblenou y se me ocurrió pasar por lo del equilibrista y tocarle el timbre, una costumbre que en España resulta imperdonable, pero apelando a nuestro origen tercermundista me sentí completamente autorizado. Acá lo habitual es llamar por teléfono desde abajo, de la puerta misma del edificio, antes de tocar el timbre. Creo que al equilibrista eso le resultaría imperdonable.

Tomamos unos mates en su nueva morada (por cierto, de cuento, ideal para su alma arrabalera. Creo que allí podrá no digo ser feliz, ya que no todos tenemos por qué plantearnos los mismos objetivos, pero sí al menos dejar de fumar). Escuchamos unos discos macanudos de Troilo. Charlamos un rato.

Le recomendé que firmara comentarios en los blogs que le gustan. Me dijo que apenas lee unos pocos. Bueno, en esos pocos, le dije. Se excusó con habilidad argumentando que para cuando se le ocurre un comentario, el post ya había sido comentado por 150 tipos, y que le daba fiaca leerlos todos para poder comentar sin repetir.

YO: -Pero no seas boludo, no tenés por qué leer los anteriores. Poné lo que te parezca, no hace falta que te los leas todos. Pero firmalos, no los dejes anónimos.

EQUILIBRISTA: - No vas a comentar lo mismo que comentó otro quía. Menos si después vas a firmar.

YO: -Da igual, lo importante es que la gente vea tu firma, A lo mejor se les da por ver quién sos. Así es como funciona, querido, se empieza a correr la bola y después quién te dice, te entran a leer de cualquier lado. Tenés que hacerte conocer en la blogósfera. Participar, hacerte un nombre...

EQUILIBRISTA: ¿Qué es la Globósfera?

lunes, 30 de noviembre de 2009

La otra

Aprovechando las bondades del recalentamiento golbal, el viernes a la tarde tomábamos con Nuria una cerveza en uno de los bares de acá abajo, lo más tranquilos, cuando tuve una visión escalofriante.

-Si no estuvieras acá a mi lado- le dije- juraría que venís doblando la esquina, fijate.

Se dio vuelta y se vio ella misma cruzar hacia la rambla y enderezar para nuestro lado. ¡Y fue a encararse! Se levantó y sin perder tiempo fue a encararse derecho viejo.

La incertidumbre no duró más de un minuto, pero la reacción de Nuria me desconcertó bastante.

A mí por suerte nunca me pasó, pero si me viera a mí mismo caminando por la vereda de enfrente jamás se me ocurriría ir a encararme. Ni en pedo. Me haría el boludo. Olímpicamente. Y si -desde la otra óptica- me diera cuenta de que yo mismo vengo caminando hacia mí con ánimo de encararme, saldría corriendo en cualquier dirección, pero jamás me quedaría a ver qué pasa.

Ahí, a diez metros de mi mesa, se estaban saludando. Para mí la situación había dejado de ser lógica desde el momento en que ella decidió no hacerse la boluda. Cuando se levantó de la silla supe que aquello trascendía toda lógica. Y cuando manyé que ella misma pero viniendo de frente la relojeó y en lugar de salir corriendo la saludó con simpatía me dije que aquello era el colmo de la locura.

Ahora se venían acercando a la mesa. Lo razonable era salir corriendo, lo sé. Pero la situación era tan absurda que me quedé ahí mirándolas venir, con mi mejor cara de pelotudo.

Todo iba a aclararse inmediatamente, pero mientras tanto viví un minuto de asombrosa irrealidad. Una irrealidad tan perfectamente ordinaria que el único que parecía darse cuenta era yo. Una irrealidad asombrosa pero exenta de toda magia.

Estuvo bueno.

Por supuesto resultó ser una hermana de Nuria cuya existencia yo ignoraba. Charlaron un rato. Yo hacía como que estaba oyendo la conversación pero en realidad imaginaba una situación bastante más increíble que la que acababa de vivir, una situación en la que aparecían ellas dos, yo y una cama. Naturalmente, estábamos en bolas, pero no quisiera ahondar demasiado en aquello. Lo que sí me gustaría contar es que entonces tuve un pensamiento abrumador: pensé que en la práctica la situación no sería tan interesante como en la teoría. Esta revelación me deprimió bastante, así que le hice un gesto al mozo, que trajo otra ronda.

Después Nuria me contó algunas cosas. Parece que Neus (su doble) hace un par de años que no habla con sus viejos. Se molestaron mucho con ella cuando abandonó al doctor Camino Oreja y arrancó con un pibe medio desaliñádo que hace malabarismo y toca la viola.

Esas cosas del amor.

martes, 24 de noviembre de 2009

El borracho del barrio.

En todos los barrios (en todos los que me tocó vivir, por lo menos) siempre hubo algún personaje característico, medio chiflado, que hace cosas que jamás haría el resto de los vecinos, inofensivo pero un poco perturbador.

En donde vivo ahora le dicen "el borracho del barrio". Y si bien suele ir en pedo, su característica más evidente no es la curda sino que habla a los gritos y muchas veces consigo mismo. O con un amigo invisible. Pero también con los demás.

No es un linyera. Debe tener su casa e incluso quien lo cuide, porque siempre anda limpio, con ropa diferente cada día, no huele mal y cada tanto aparece bien afeitado.

A simple vista no está loco. Dice cosas bastante coherentes.

-"Yo tendría que haber nacido feo, mama; no guapo"- se lamenta alguna tarde. O se les planta un poco violentamente a tres que vienen caminando por la rambla y como quien fuera a atacar les grita: "no puedo con uno ¿voy a poder con tres?".

Todas estas extravagancias, sumadas al hecho de que pasa prácticamente todo el día en la calle, hacen -por supuesto- las delicias de los purretes del barrio, quienes no excentos de cierta crueldad a veces se le cagan de risa en la cara.

Pero de todas maneras, el borracho del barrio es el ídolo de los pibes. Y lo es hasta tal punto que el otro día motivó la siguiente respuesta del hijo de Flor, que tiene unos cuatro años.

-¿Qué te gustaría ser cuándo seas grande, Lucas?- preguntó la madre, y el chiquilín, sin vacilar:

-Borracho.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Little Shakespeare

Ayer me contaba Javi que Roberto Gomez Bolaños, antes de ser guionista y actor y quizá productor del Chavo, ya tenía mucho laburo escribiendo obras de teatro y televisión. Me dijo que era un gran dramaturgo. Lo de gran no sé si me lo dijo por el talento o por la cantidad de material.

De ahí el apelativo Chespirito, que viene a ser un diminutivo de Shakespeare.

Me pareció un dato interesante.

A Nuria en cambio no.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Automedicación

-¿Ha movido el vientre?
-No, doctor. Ni siquiera sé cómo se hace.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Televisión II

Y al final la tele se salvó por lo pelos. O más bien porque yo soy un boludo, un tipo incapaz de tomar una determinación tajante. Ahí está, en mi mesita, muerta de risa.

A Nuria la había conocido un par de semanas antes, en la galería de Phillip Raneur. Fue durante la inauguración de una exposición de pintura a la que yo había ido supongo que exclusivamente para ver a Ciriano. No solo su obra, tenía la esperanza de verlo a él.

Alejandro Ciriano es un pintor argentino de nuestra edad que vive en Barcelona desde hace algunos años. Supe de él por un equilibrista, que en los días previos (a lo mejor a raíz de aquella exposición, no me acuerdo), me había hablado de sus cuadros y de su personalidad un poco insólita. A mí me había parecido que sería bueno conocerlo y me mandé a ver sus pinturas. Había cuatro.

Nada que ver con el resto de pintores de la muestra. Eran cuadros muy simples los de Ciriano.

Me gustaron.

Mientras tanto morfaba canapés y escabiaba champán, porque la inauguración venía a todo culo (el que puso la mosca pensaba vender todo, no cabe duda). Y en eso me fijé en Nuria. Creo que ni miró los cuadros. Estaba campaneando todo el tiempo para la puerta, como esperando que llegara alguien. Salía a fumar y volvía a entrar con ese aire de mina enojada que con el tiempo iba a conocerle tan bien.

Me la crucé afuera. Salí a fumar y al ratio ella volvió a asomarse.

-Te noto inquieta- le dije sin mirarla, dándo una última pitada larga al cigarrillo y tirándolo con maestría poco más allá del cordón de la vereda. Entonces me di vuelta para mirarla. Se había quedado petrificada. Fueron unos segundos, probablemente, pero resultaba evidente que mi observación la había descolocado por completo. Y de pronto se rió. Pero se rió de verdad, con toda franqueza; una risa que apenas volví a disfrutar algunas veces desde entonces, cuando está de muy muy buen humor. Estaba más linda que no sé qué.

Yo estaba preocupado porque creí que tendríamos que hablar de pintura, y yo de pintura sé poco. Pero no sería un impedimento para que pudiera chamuyar durante horas si quería levantarme a una mina, pensé.

Pero no. No hizo falta, porque hablamos de cualquier cosa, creo, menos de pintura. Y me di cuenta de que le había caído bien. No digo que me di cuenta de que estaba loca por mí (ni siquiera me di cuenta de que estaba loca, enamorarse de mí podía llegar a parecerme razonable, en aquellos días), sino de que en una de esas había alguna posibilidad.

Y la hubo.

Durante unos días quedamos para tomar algo, entre una cosa y otra, cada uno en sus actividades. Pero nos juntábamos y siempre había algún extraño, como pelotudamente se acostumbra en esos casos. Algún compañero suyo, alguna amiga. Hasta que un día (habrían pasado dos semanas) le dije que salieramos de verdad, a tomar algo y charlar y pasar todo el tiempo que quisiéramos sin tener que interrumpir para hacer nada después, ni siquiera ir para mi casa o la suya. Quedamos a las ocho.

Volví a casa temprano, me pegué una ducha, me volví a afeitar, me serví un whisky a modo de aperitivo y puse a todo volumen una canción de Sabina que me pareció muy apropiada: "Esta noche contigo".

Estaba tan contento de salir con ella esa noche... Después, la salida no estuvo mal: fuimos a comer, paseamos por la noche tranquila, charlamos mucho y nos dimos algunos besos torpes. Después cojimos.

Pero lo más lindo fue la preparación de la noche, esa ilusión enorme, lo bien que me sentía mientras escuchaba a Sabina y tomaba un whisky y pensaba en Nuria.

En todo esto pensaba anoche, mientras hacía el arroz, después de haber grabado mi mensaje en su contestador. Pensé que a lo mejor la mía era una reacción desmedida, pobre. Al fin y al cabo ella pensó (no sé por qué) que a mí podía venirme bien una tele.

Fue un bajón.

Y entonces sonó el timbre. Entró a casa llena de dignidad. No estaba enojada. La noté más bien confundida. No dijo nada. La ayudé a levantar el aparato y se lo pasé, sin darle la opción a que se quedara o a que discutiera, nada, se lo pasé para que se lo llevara de mi casa. Me gustó no verla enojada.

Y me conmovió ver que los ojos se le estaban inundando, de a poco.

Así que le pedí disculpas, vacié otra vez la mesita y le clavé la tele, ahí donde la ves. El potus se lo regalé.

Ella armó un porro. Fumamos los dos (no suelo hacerlo. Ella sí, todo el día). Nos empezamos a reir y a llorar y al final terminamos viendo una serie que se llama "El mentalista" de la cabeza.

Antes de dormirme me dije que un televisor no tiene nada de malo si es capaz de generar afecto entre las personas.

(Lo que no sé es dónde voy a meter los libros).

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Televisión

De dónde sacó Nuria que podía venirme bien un televisor es un enigma. Pero un día apareció con el aparato, convencida de que me solucionaba la vida.

Alquilo un departamento chiquito y soy muy celoso del espacio. Pero no le dije nada. Caché la tele y -agradeciéndole hipócritamente- la puse en un rincón, la pantalla mirando a la pared, no fuera a ser cosa que se le ocurriera prenderla.

Como a la semana pasó por casa y la tele seguía donde yo la había dejado. Es un poco exagerada, ella:

-¿No has encendido la tele en quince días? ¿para qué coño te la he traído?
-Es lo que yo me preguntaba
-Pero, tío, si la tienes en el suelo y del revés ¿cómo se te va a ocurrir encenderla?- preguntó ya con el aparato en brazos y amagando transportarla a una mesita en la que tengo libros y un potus -A ver Gerardo, por favor, que esto pesa. ¡Quítame eso de ahí!

Tuve que sacar mis libros y mi planta para hacerle lugar. Y todo por no querer herirla, tan entusiasmada estaba con la puta tele. Cada día me repito tres o cuatro veces que soy un boludo, pero desde que llegó el televisor me lo digo cada dos minutos. Viene Nuria y lo prende. Aunque no vea nada, ahí está el televisor prendido, molestando permanentemente. Yo me hago el boludo, lo apago y me pongo a hablar con ella, y así aguanta un rato apagado. Pero cuando viene con alguna amiga, lo prenden y se ponen a hablar boludeces, y ya no son solo sus voces las que me aturden, sino también las de los programas de chusmerío que resuenan en la casa, por más que uno intente aislarse. Es que alquilo un departamento chico. Por eso soy tan celoso del espacio.

Ahora me calenté, volví la tele a su rincón y devolví mis libros y mi potus a su lugar. El aparato esperará ahí hasta mañana, que es el día de sacar muebles y electrodomésticos a la calle. Para no portarme como un malagradecido acabo de dejarle un mensaje a Nuria:

"Si querés volver a ver tu televisor pasá por casa antes de mañana a las ocho de la noche. Primer y último aviso".

Con voz terminante, lo grabé.

martes, 10 de noviembre de 2009

Modismos

Otra que tampoco entiendo es "manda co'one".

Es una especie de queja, pero imposible encontrar equivalencias.

La etimología también es un misterio.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Post de denuncia

Cómo cambió el clima. No me acostumbro. Hoy tuve una reunión, a las dos de la tarde, y no pensé que se iba a alargar tanto. Para la hora que era fui preparado. Un polóver. Pero se alargó.

Y no sólo que se alargó. Además la semana pasada nos cambiaron la hora, supongo que con el fin ecológico de que gastemos más energía, porque a las seis de la tarde ya es noche oscura. Y serían las seis menos cuarto cuando salí de la reunión.

Completamente al pedo, porque no saqué nada en claro. Creo que ni ellos tenían nada claro. En fin, ya me avisarán, cuando se entiendan.

El caso es que salgo de la oficina de estos boludos y no solo era prácticamente de noche (entré un mediodía espléndido) sino que además hace un frío de cagarse. Cruel.

En general me la banco, pero estaba muy frío, así que me metí en una especie de supermercado pero donde sólo vendían pilcha. Uno de esos que ahora hay por todos lados, no hablo de un lugar extraño. Como si te dijera Hache y Eme, Ce y A, Primarc, uno de esos.

Me mando directamente a los abrigos. No sabía bien qué buscaba, cualquier cosa barata que me abrigara hasta llegar a casa. De golpe veo flor de campera a nueve mangos. Para que te des una idea, te cuento que es el equivalente a tres paquetes de puchos. De los baratos, de malboro o esas marcas chetas son dos. Entre paréntesis, nunca entendí a los que fuman esas marcas chetas.

Entonces me la llevé puesta la campera. Salí todo abrigadito pensando con gratitud en los estupendos niños chinos que trabajan en sótanos terribles ochocientas horas al día, en condiciones infrahumanas para que en occidente la vida no sea tan difícil.

Qué macanudos.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Recetas irracionales

Tremenda descompostura, me agarré. Para mí que fueron las tapitas de marisco que nos tomamos anoche. Estarían en mal estado. Aunque a Nuria se la ve diez puntos. Andá a saber lo que habrá sido. Lo increíble es la solución que me plantean. Me recomiendan "Orujo de Hierbas", una especie de aguardiente, y para peor verde.

-No creo que sea muy bueno para la panza, eso -digo con cierto recelo -lo verde nunca es bueno en casos de descompostura.

-Bébete un chupito y verás lo bien que te hace- insiste Nuria.

-Además debe tener como cuarenta grados de alcohol- me defiendo- No puede ser muy bueno en mi situación.

-¡Anda, bébetelo! Mi padre siempre lo ha bebido cuando estaba mal del estómago- me dice como si eso fuera un argumento irrefutable. Es increíble.

-¡Pero tu padre murió de cáncer de colon a los cuarenta y seis años, boluda!

Cacé el vasito y se lo dejé en el rincón a Mundo, pero tampoco lo quiso. Nuria se calentó.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Fotografía digital

Nuria me regaló una cámara digital. Salen unas fotos bárbaras. Antes era más complicado.

Hace años tuvimos que hacer unas fotos para un folleto, en Buenos Aires; un laburo que consiguió el gringo Dotti. Me acuerdo que me dio una cámara de las antiguas, esas que se desarman todas, le cambias el porongo que tienen adelante, me parece que se le dice "lente"; medio plateada era, creo. O más bien gris.

-¿Sabés usarla?- me preguntó el gringo.

Yo no había sacado una foto en la vida, pero me pareció que era una boludez. Enfocar, apretar el botón y a la mierda. Me pasé la tarde haciendo fotos, las mandé a revelar y al día siguiente las pasé a buscar. Tenía que encontrarme con el gringo para elegir las que nos gustaran.

En el camino las empecé a campanear y me quería morir. Ni una sola foto linda había sacado. Ahí me di cuenta que el gringo sabía una barbaridad de fotografía.

-Boludo, no sé que me pasa en la mano- le dije, dándole el sobre lleno de fotos pésimas para que lo corroborara él mismo- me salieron todas movidas- le adelanté.

El gringo las junaba una por una, desalentado. Cuando terminó las devolvió al sobre, lo tiró arriba de una mesita ratona y me explicó:

-No te pasa nada en la mano, Gerardo. Tenés que cerrar un poco el orturador.

Al principio creí que me quería decir que era un bocón, que no me hubiera hecho el que sabía. Pero enseguida se puso a mostrarme un par de roscas que tenía su máquina, con numeritos y signos.

Ahora estaba tratando de encontrar esas funciones en mi radiante cámara nueva pero no las encontré. Menos mal. La fotografía se ha simplificado mucho en los últimos años. Ahora apretás un botón y te sale una foto de la gran flauta. Además la ves ahí al toque, inmediatamente.

Si no te gusta la borrás y sacás otra.

martes, 27 de octubre de 2009

Autoestima

Hay algunos vagos que se sienten irresistibles cuando las minas los miran con insistencia. Yo no.

Si alguna mina me campanea, lo primero que hago es corroborar que no tengo la bragueta abierta. Convencido, me doy a pensar en otras posibles causas de estar haciendo el ridículo, como ser que me haya cagado una paloma y no haberme dado cuenta, tener descocido el pantalón en el culo, ese tipo de cosas que podrían justificar las miradas.

Y no se vayan a creer que es porque tengo la autoestima baja. Para nada. Me tengo en buena estima. Sólo que no se me ocurre que una mina se va a quedar junándome por la pinta bárbara que tengo. Más bien -y aunque a mis treinta y cinco- tengo bastante presente esa canción tremenda que cantaba Gardel.

domingo, 18 de octubre de 2009

Malherido

Estoy profundamente herido y lejos de casa. Y cuando digo lejos de casa estoy hablando de más o menos unos quince mil kilómetros, creo. Cuando digo profundamente herido, hablo de una herida de magnitud parecida.

Porque en el mismo objetivo se han juntado mi odio más violento y mi amor más desesperado: la selección argentina es el foco de mi amor, y el nefasto Diego Armando Maradona el de mi odio.

Después del partido con Uruguay, un país hermano, histórico y digno representante del mismo fútbol rioplatense en el mundo, después del aburridísmo clásico del miércoles, después de comerme noventa y pico de minutos sin una puta jugada de riesgo, después de haberme maldecido durante todo el partido por haber salido de casa desesperado a buscar un bar en el que lo transmitieran, para peor en la loma del culo y a las doce de la noche, después del partido con Uruguay, decía, enderecé rápidamente para casa, con un embole de los grandes por el partido de mierda y con una cierta alegría por la penosa victoria. Antes de irme alcancé a ver a los jugadores festejando como si hubiesen salido campeones del mundo. También me pareció ver a Maradona revolcándose por el piso, en un acto que pretendía -me dio la impresión- exteriorizar su felicidad.

Como ya no pasaba el metro a la hora en que acabó el partido me fui caminando, mientras pensaba con optimismo que a lo mejor Maradona recapacitaba y se las tomaba oportunamente. “He cumplido mi objetivo, que era clasificar a la selección para el mundial”- imaginaba yo su ceremonioso discurso- “A partir de este momento dejo mi puesto a disposición de alguien que sepa como se hace este laburo; porque está visto que conmigo estamos perdidos”. Y tras una pausa agregaría: “No me cuesta gran cosa reconocer que si entramos fue de puro pedo.”

Así llegué a casa contento, y mientras preparaba el arroz me puse a buscar candidatos al puesto vacante. Se me ocurrieron varios.

Cuál no sería mi estupor cuando el jueves escucho las declaraciones de ese hijo de mil putas. Lejos de recapacitar, y en apariencia convencido de que había hecho un partido extraordinario, se agrandó por la clasificación y me desayuné de que no sólo no se va, sino que además está gritando a los cuatro vientos todo tipo de groserías. La que más le gusta repetir es que le chupen la pija, o algo así.

Y yo me quedé vencido. Acabado. En ruinas. Porque si estuviera en Argentina, con cuarenta millones de boludos alrededor cantando “vamos vamos argentina vamos vamos a ganar”, me resultaría seguramente muy fácil repudiar a la selección durante el mundial, o durante el tiempo que esté a cargo de ella el infeliz de Maradona. Pero acá, a como quince mil kilómetros de distancia, rodeado de gallegos cuya selección está jugando lindo y ya se creen campeones, hay algo adentro mío que salta, salta, salta y golpea a un ritmo que conozco, un ritmo que suena a “vamos vamos argentina, vamos vamos a ganar”.

La reputa madre que lo parió. No sé para dónde agarrar. Estoy profundamente herido y lejos de casa. Porque en el mismo objetivo se han juntado mi odio más violento y mi amor más desesperado: la selección argentina es el foco de mi amor, y el nefasto Maradona el de mi odio.

De todas maneras, me parece que el odio tira más.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Electroshock

Una semana atrás del electricista. Tenía que hacer una revisión de la instalación y un boletín para presentar en la compañía de luz y poder hacer el cambio de titular del contrato, porque el dueño del piso ya no nos acompaña. Quiero decir que cagó la fruna.

Lo llamo el miércoles, me dice que el jueves pasa a la tarde. Me quedé esperándolo pero no apareció. Me llamó el viernes a la mañana para decirme que pasaba al mediodía. Me quedé esperándolo. Sobre las 19 hs me llama. Que se le había complicado. Quedamos para el sábado, pero no apareció. El domingo lo desconté. El lunes yo no podía estar en casa, así que le dije que pasara el martes. A las 15 hs, me dijo. Pero me llamó como a las nueve de la noche para decirme que venía el miércoles. Le dije que no.

-Dejá, flaco- le dije -mejor no vengas un carajo.

-Mañana a primera hora estoy ahí.

-No, flaco, olvidate. No vengas.

-Mañana sin falta.

-Te estoy diciendo que no vengas porque ya le encargué el trabajo a otro electricista. Me pareció que estabas muy atareado y me dio por la justicia poética. Repartir el trabajo en épocas de escasez ¿qué te parodi? Ahora podés terminar tranquilo con tus trabajitos y el otro electricista también pellizca algo.

-Iré mañana a primera hora.

-¿En qué idioma te lo tengo que decir? ¡No te necesito! ¡¡No vengas!!- le grité y corté.

A la noche le comenté a Nuria lo mal que me había ido con este tipo y aproveché para pedirle el número de otro electricista. Buscó en el teléfono y me dio el del suyo, según ella muy responsable. Como me jodió escuchar esa frase de una mina de veintipocos años.

Se quedó a dormir.

Esta mañana, ¡a eso de las 08:00! empezaron a tocar el timbre con insistencia. Con demasiada insistencia.

-¿Pero quién coño toca los cojones?- se interesó en saber Nuria, desperezándose.

-No te puedo creer- me lamenté mientras despertaba -debe ser el electricista. Es increíble. Debería haberle dicho que no viniera desde el primer día.

Me levanté, prendí la cafetera, fui a mear, llené un balde grande de agua y el timbre seguía sonando infatigablemente.

-Pero Gerardo, coño ¿por qué no lo coges? ¡Contéstale de una puta vez!- aconsejó Nuria desde la cama.

No le hice caso. En cambio salí sigilosamente al balcón con el balde de agua y, agachado para que no me junara, se lo vacié al electricista en la cabeza. No jodió más.

Al rato llamé al número que me había dado Nuria.

-Hola, ¿es el electricista?

-Sí, señor, dígame.

-Bien, lo llamo para que no venga; anote la dirección...

lunes, 12 de octubre de 2009

Cagadas

Estos gallegos están más locos que una cabra. A mi me cuesta entender muchas expresiones de acá, viste, qué se yo, ahora no se me ocurre ninguna, pero cada vez que escucho una nueva, trato de comprenderla, no digo cómo la aplican, cosa que resulta fácil por el contexto, sino más bien la etimología.

A nadie escapa que yo soy un boludo bárbaro, pero si me dicen que alguien está todo el día dando por culo, me doy cuenta de que, por supuesto, no se trata de alguien que se pasa ocho horas al día culiando. Entiendo que quieren decir que es un tipo molesto, un hincha-pelotas.

-Claro- pienso mientras el gallego sigue hablándome del hinchapelotas -porque que te rompan el culo debe ser bastante molesto. Salvo que seas muy puto. Con razón lo de “dar por culo”- y tras el pequeño lapsus de clarividencia vuelvo a la conversación.

Pero a la que no le encuentro la vuelta es al “que te cagas”. La usan para decir que algo está muy bueno.

-Esta paella está que te cagas- dicen si les gustó el arroz con pollo, cuando vienen a comer a casa. “Que te cagas”.

-Esa tía está que te cagas- cuando ven una linda mina.

Y entonces me quedo pensando. A lo mejor a ellos las cosas buenas les dan ganas de cagar. Yo había pensado que más razonable sería decir “está que se te para la chota”, pero después me dí cuenta que solo sería aplicable a las minitas, porque que a alguien se le parara la chota por un arroz con pollo, por muy bueno que el arroz esté, sería una situación un poco rara. A mí, las cosas buenas jamás me han dado ganas de cagar. Por más que haga memoria, no encuentro un vínculo directo entre algo muy bueno y haberme cagado. Salvo los mates de la mañana, pero los gallegos no toman mate, y en cambio se la pasan diciendo que algo bueno está que te cagas. Una vez me cagué jugando al fútbol, pero no fue una buena experiencia. También me ha pasado aquello de que me vengan las ganas estando lejos de un baño, o de cagar en un baño público antes de comprobar que no había papel. Situaciones todas que no recuerdo como muy gratas. Lo de cagarse de miedo nunca me pasó, pero entiendo que ocurre.

Sigo sin entender de dónde viene la expresión. Si alguien lo descubre, por favor, avisen.

domingo, 30 de agosto de 2009

Apariencias

Siermpe creí que mi aspecto era el típico de un intelectual atormentado con un dejo de bohemia y un toque existencialista (por la mirada profunda, más que nada). Pero se ve que no.

Cara de boludo es lo que tengo. Es evidente que estuve confundido toda la vida. Cara de boludo.

De otra forma no se explicaría que TODO EL MUNDO me tome por boludo.

Ayer tenía que estar afuera casi todo el día, supuestamente, así que preocupado por mi perro Mundo, le pedí a una chica del barrio que está preocupada porque no tiene trabajo que se ocupara de él. Más que nada que lo sacara un rato a pasear, por la mañana.

Ya le había dejado preparados sus fideos con huevo duro, para que esta chica lo tuviera lo más fácil posible. Le pedí que lo sacara un par de horas, a partir de las nueve y media, y que al volver le diera de morfar. Que le pusiera el morfi en el videt (es su plato) y se fuera, que tampoco le podía pagar más de cuatro horas.

Lo cierto es que mis planes fracasaron (nuevamente) y a la hora yo ya estaba libre como para volver a casa. Ya le había dado laburo a esta mina, así que pensaba decirle que se quedara y aprovechar para hacer un par de cosas.

Llegué a casa sobre las diez y media. La mina estaba apolillando en el sillón. Bueno, desensillé haciendo ruido suficiente para que se despertara, fuí a saludar a Mundo bastante ruidosamente, logré que él ladrara un par de veces, fuerte, pero nada. La mina seguía apolillando.

No pasa nada, estaría cansada; a mi no me importó en absoluto encontrarla durmiendo. En cuanto se levantara le pediría que saque a pasear al perro su par de horas y yo aprovecharía para hacer un par de boludeces.

Pero de pronto se despierta, me mira sonriéndo y me bate:

-Ay, me estaba quedando dormida.

No había ninguna necesidad de ser tan hija de puta.

-¿Te estabas quedando dormida?- pregunté intentando mejorar aún más mi evidente cara de boludo

-Ay, sí- me dice desperezándose.

No le dije nada, pero pensé "¿y vos siempre tardás diez minutos en reaccionar cuando te estás quedando dormida?

Cosas así me pasan todos los días. Sin duda se debe a mi cara, sino no se explica que TODO EL MUNDO ME TOME POR BOLUDO.

viernes, 28 de agosto de 2009

Muñelitos

No hay nada tan peligroso como hacer muñelitos de arroz.

Pero están buenísimos con ensalada de tomate.

Además es la única manera de que Nuria se quede a comer en casa. Si no tenemos que salir a morfar por ahí, y así no más se me van por lo menos 50 mangos en morfi, algo completamente innecesario teniendo en la despensa como 3 kilos de arroz.

Me acordé de las invasiones inglesas. Porque no cuesta nada hacerlos. Arroz, cebolla, perejil, y huevo, pero cuando ponés el proyecto en la sartén entran a saltar minúsculas gotas de aceite para todos lados y a velocidades insospechadas. Y mientras maniobrás para dejar armados los bollitos viscosos, tratás de que no se pasen mucho y demás, es imposible escaparles.

Me cagué quemando. Además dejé la cocina hecha un asco.

Por primera vez Nuria tuvo un gesto de compañerismo y después de morfar me dijo:

-Tú has hecho los buñuelos, deja que ya friego yo- haciéndo ademán de levantarse, lo dijo.

Estaba de buen humor, así que no quise anunciarle la catástrofe que encotraría.

-Pará un cachito, tomemos el vino tranquilos, fumemos un pucho y después lavás.

No me hizo caso. Levantó los platos y enderezó para la cocina. Yo cacé mi copa y arranqué inmediatamente para el balcón a fumar un cigarro, para no oír más nada.

Pero no fui del todo rápido. No tardé nada en oír el grito de Nuria:

-¡Ostia puta, Gerardo! ¡¡¿Qué coño has hecho aquí?!!

domingo, 23 de agosto de 2009

Grupo de terapia

Cuando llegué a España, allá por el año 2008, no me adaptaba ni en pedo. Fué tan jodido, me sentía tan mal, que no dudé en darme a la bebida. Para qué. Una de las cosas que más degrada al ser humano es el escabio. Y por supuesto el laburo. A mí me tocaron las dos juntas, imaginate.

Terminaba de laburar y me iba al bar. A veces bebía en horas de trabajo. Y siempre solo.

Estaba muy mal en aquella época. Muy triste.

Hasta que se mi jefe me habló de Alcohólicos Anónimos. Y no sabés cuánto se lo agradezco.

Me cambió la vida. Ni te imaginás lo bien que me hizo.Me convertí en otro hombre. Un grupo de gente maravillosa que hizo que la alegría volviera a mi vida.

Organizábamos unas jodas bárbaras todos los fines de semana. Si no fuera por ellos, capaz que me hubiera suicidado.

Y quién iba a cuidar cómo yo de éste mi perro Mundo.

lunes, 17 de agosto de 2009

Experiencia con putos

Como este es un blog gay friendly (que está todo bien con los putos) no habrá ningún problema en que cuente mi experiencia de hoy.

Yo me estaba tomando un café para hacer tiempo en el bar de un hotel bastante paquete porque había quedado con un boludo (que al final no apareció) para proponerle un poyecto, es decir, que me financiara un proyecto.

De golpe entran dos quías, uno de ellos enloquecido con el diseño del hotel.

-Ah, no, perdoname- le dice al otro- yo me voy a tomar un cortado acá.

Se sentaron en la barra, al lado mío, y me dieron conversa; así que se avivaron enseguida de que éramos compatriotas.

Muy macanudos los locos, arquitectos residentes en Madrid que habían venido a pasear a Barcelona y a campanear la arquitectura de la cuidad.

Creo que eran de Martinez o de Olivos, de zona norte.

Estuvimos un rato charlando amigablemente (yo siempre fuí bastante gay friendly) mientras me daba cuenta de que este boludo al que estaba esperando no iba a venir.

Uno de ellos era un pibe normal. El otro me parece que exageraba un poco.

Charlando así de todo un poco, el más puto me pregunta por dónde podían salir a divertirse.

-Yo qué sé- les dije.

-Pero vos vivís acá, tenés que saber.

-Sí, vivo acá pero no salgo mucho. Soy muy aburrido.

-Pero algún boliche tenés que conocer, algún boliche...-hizo una pausa- ...gay.

-Ya, no hacía falta la aclaración; pero no tengo idea.

Lo gracioso era era que el otro, el menos puto, le decía "dejá, no sabe" como que no le copaba que a éste se le notara tanto.

Bueno, me contaron dónde vivían en Madrid (en Chueca, claro), me dieron sus direcciones de e-mail y me dijeron que no dejara de avisar cuando fuera a Madrid.

Cuando se iban, el más puto se da vuelta y me bate:

-Sos un bombón. Mi marido está acá al lado mío pero igual te lo digo, sos un bombón.

Yo me reía. Su marido también. Pero me quedé pensando que, de no mejorar mi relación con Nuria, en cualquier momento no sé si me doy a la humillante situación de dejarme sodomizar por un puto de La Lucila.

domingo, 16 de agosto de 2009

Desinteligencias en el equipo

El viernes Nuria recibió un paquete de Acer destinado a mi persona, lo supe gracias al siguiente mensaje que encontré en mi contestador:

"Gilipollas, tengo tu puto ordenata. Llamaron a mi puerta a las nueve de la mañana. Te felicito, capullo."

Un mensaje circular o cíclico que hubiera hecho las delicias de Borges, reconocí en seguida. Pueden leerse las oraciones en cualquier orden sin que el párrafo pierda sentido. Y para mayor fortuna, abre y cierra con un insulto formidable a este servidor. Lo que más me importaba, en realidad, era la compu.

Por cuestiones de tiempo (mucho laburo) no pude ocuparme del tema hasta hoy, cuando Nuria casi me tira la puerta abajo no a las nueve de la mañana pero sí sobre el mediodía. Naturalmente estaba durmiendo.

-¿Estabas durmiendo?

-No, no; pasá -le dije sacándome una lagaña que parecía una lasaña, tras haberme asegurado de que traía consigo el paquete. ¿-Querés un café?

-El bar está cerrado, Gerardo, hoy es domingo.

-Lo hacemos acá, no te preocupes. Ahí en la cocina está todo lo necesario, hacé la caridad así yo me ocupo de esto- le pedí, mientras desembolvía cuatro o cinco vueltas de un nylon negro con el que venía cubierto el embalaje original.

Cuál no sería mi estupor cuando leo, antes de abrir la caja, el parte de reparción.

Una cosa que me revienta más que ninguna otra es la estupidez humana. La Estupidez Humana, sí señor. Especialmente la de aquellos que deberían tener dos dedos de frente.

En la descripción del problema yo había dejado muy en claro que era de la placa de sonido. Era lo único que había que tocar, ya que el resto funcionaba a la perfección.

El parte de reparación, firmado por un técnico capaz de ignorar que su nombre y su apellido se escriben con acento (Hernan Garcia) informaba:

"Se ha cambiado la placa base del equipo y se ha hecho un recovery del sistema. Funciona correctamente."

"Mientras no intentes grabar audio", se olvidaron de poner. Es decir, funciona igual que antes de la reparación, correctamente mientras no intentes grabar audio. Hemos perdido el tiempo. Todos. Yo desde el momento en que me senté a escribir una clara descripción del problema que nadie leería. El empleado de la empresa de transporte que estuvo tocando el timbre como quince minutos hasta que me levantara a abrirle. El técnico que no recibió el informe que con tanto esmero había redactado unos días antes. Otra vez el empleado que tuvo que vivir la misma situación que cuando vino a llevarse el aparato pero esta vez en casa de Nuria. Yo sin mi compu durante algunos días. TODOS PERDIENDO EL TIEMPO CON ALEGRÍA. No mucho, es cierto, ya que la gestión fue tan rápida como inútil, apenas demoró unos días. Unos días de vueltas al reverendo pedo.

Iba a dejarlo pasar pero leo al final del parte que "nuestro objetivo [de Acer] es la plena satisfacción de nuestros clientes en cuanto al servicio de reparación recibido. En el caso de que tenga alguna pregunta, cuestión o sugerencia sobre cualquier proceso de la reparación, o bien considere que no ha recibido una solución satisfactoria a su problema, por favor no dude en contactar con nosotros por e-mail o bien etc. etc. etc." (el subrayado es mío).

Así que tuve que informar de mi pequeño desengaño. Les conté esto que te cuento ahora en un e-mail que empezaba así:

Compruebo con desazón que no conseguimos entendernos.

Después me explayé.

Por supuesto Nuria se aburrió temprano de mi mal humor y me dejó escribiendo solo.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Un gesto de confianza

En lugar de tomarlo como un gesto de enorme cariño y confianza, que es lo que era, Nuria lo tomó como una muestra más de mi vagancia y comodidad.

Parece que los de acer la están volviendo loca con preguntas cuya respuesta ignora, y no tiene mejor idea que descargarse conmigo:

-¿Pero tu eres gilipollas?

-Cada día te entiendo menos, Nuria.

-A ver, Gerardo, coño: por qué les has dado mi número de teléfono, pero si no tengo idea por lo que me están llamando, coño.

-coño coño coño les di tu número, coño, porque creí que éramos una pareja; que es lo que me estás reclamando desde que te conozco, coño; que no pienso en pareja. Y menos mal que no lo había hecho hasta ahora. Coño.

-Y todavía me tomas por estúpida, coño. Les diste mi número porque sabías que te iban a llamar por la mañana, coño.

Intenté explicarle que sólo quería que se sintiera más parte de mi vida, que no había sido fácil escribir "o su señora" en los mensajes, después de mi nombre. Pero enseguida me di cuenta que era en vano. Y que además ella tenía un poco de razón. Es que me revienta que me despierte el teléfono.

sábado, 8 de agosto de 2009

Palito, bombón, helado

Esta tarde viví un momento conmovedor. Voy a contarlo, pero es necesario que antes les de par de nociones.

Como soy un tipo de pocos gastos, puedo darme el lujo de trabajar esporádicamente. Modus vivendi: me endeudo, me dan un laburito, lo cobro, pago las deudas, tiro un tiempito, cuando se acaba me endeudo, y vuelta a empezar.

Cuando tengo trabajo, procuro compartir mínimamente mis ganancias con algunos que no las tienen. En otra época eran tantos los menesterosos que elegía alguno particularmente perjudicado (uno que le faltaban las dos gambas, en concreto) y cada tarde, cuando lo veía en su puesto de guardia, siempre el mismo, le habilitaba un par de mangos y él me regalaba una piedrita, cada día una de distinto color.

Últimamente, como me muevo más bien por el barrio, apenas me encuentro con una señora mayor de Rumania que se ubica en la puerta de un supermercado del barrio. La veo una vez por semana, que es cuando voy al súper, y cuando la veo le dejo una moneda.

Esta tarde venía medio preocupado porque me surgieron unos gastos imprevistos. Hice las compras con mucho más cuidado de lo habitual (sólo compré arroz y una caja de seis helados), y al salir del super, olvidado ya de esta señora rumana, la veo ahí sentada, apoyada contra la pared, intentando aprovechar un pedacito inútil de sombra que le daba una rama, pero muerta de calor, pobre, hoy hicieron como cuarenta grados.

Por momentos me ilumino: Abrí la mochila, saqué la caja de helados y le habilité uno. ¡No sabés qué contenta se puso la vieja! Estaba feliz. Y yo también. Me fuí caminando para la esquina (aproveché que ya tenía la caja en la mano y también me pelé un helado) con una emoción lindísima, me hice el boludo y me di vuelta para campanear a la jovata. Ya se estaba lastrando el helado con una sonrisa de oreja a oreja ¡parecía un gurís chico la vieja, chocha de la vida con su helado!

Y yo también con el mío.

jueves, 6 de agosto de 2009

Servicio Técnico

El aparato burocrático, viste. Tras haber intentado sin éxito hacer mi reclamo por teléfono, envié un formulario que ofrece Acer en su página web. En él te hacen donar tus datos a la ciencia y te preguntan una serie larga de cosas, especialmente la fecha de compra del producto (por ver si está en garantía), el número de serie, la índole del problema, etc. Habiéndolo cumplimentado, como dicen los periodistas y los empleados públicos, informando de un problema de la tarjeta de sonido, pensé que me contactarían con alguna solución. En cambio recibí este e-mail:

Estimado Cliente:

En tal caso en problema es hardware, es importante establecer si el equipo está en garantía, esto depende de la fecha de compra del equipo, es decir si la factura está a nombre de un particular, el período de garantía es de 2 años (salvo para fallos producidos por mal uso del equipo, rotura de pantalla, etc.) si la factura está a nombre de una empresa la validez de la garantía es de 1 año.

Acer le propone una amplia gama de herramientas de gestión que le permitirán realizar peticiones de soporte técnico desde la web, anulando de este modo los costes de telefonía.

Se recomienda el utilizo del browser Internet Explorer 6.0 o superior para una correcta compilación del formulario.

Si ha ya cursado su solicitud por teléfono o correo electrónico, le invitamos a no utilizar esta vez las herramientas que le proporcionaremos a continuación, esto nos ayudará a evitar duplicidades y a proporcionarle un mejor servicio.


Por otra parte, se ve que tienen un disparador automático que hace que cada vez que uno envía o recibe un e-mail de ellos, te adjuntan otro mensaje proponiéndote su amplia gama de herramientas etc.

Tuve que contestar así:

Sí, evidentemente el problema es de hardware. Leyendo los datos que he enviado en mi comunicación anterior -y que usted me adjunta aquí en su respuesta, sospecho que para que revise si son correctos-, no cuesta nada establecer que el equipo está en garantía.

Esperaba que concretáramos una solución. Ignoro cómo se manejan en estos casos, pero fijar una fecha para la recogida del producto me resulta una opción razonable.

En cambio me ofrecen una amplia gama de herramientas de gestión que me permitirá realizar peticiones de soporte técnico desde la web, anulando de este modo los costes de telefonía, lo cual es de agradecer ya que desde hace más de una semana que intento hablar al teléfono de asistencia técnica 902 202 323 sin éxito. Tal como exigía un mensaje grabado -informando que se comunicarían conmigo dentro de las próximas ocho horas hábiles- dejé mi número de teléfono: 675 462 214. No tuve respuesta. He intentado con insistencia otro contacto pero lo que en principio parecía difícil se ha tornado imposible: un paseo por los menús del sistema, un rato de música, otro mensaje agradeciendo la espera e informando que seré atendido a la brevedad, más música, "el tiempo de espera es inferior a un minuto"... Luego se corta. Siempre lo mismo.

De ahí que haya optado por la página web para hacer llegar mi reclamo. Lo insólito es que tras ofrecerme esta amplia gama de herramientas etc, me piden que no las utilice si ya he cursado mi solicitud por otro medio. ¿Qué debo hacer? Naturalmente, había intentado cursar mi solicitud original por teléfono. Considerando que no conseguía resultados lo hice vía internet (en mi solicitud de ayer). Creo ahora que habiendo logrado esta respuesta estará todo en curso para encontrar una solución. En caso contrario ruego me lo haga saber, y me informe si debo insistir mediante la amplia gama de herramientas que me proponen.

Desde ya, muchas gracias

Gerardo Sanagoria
675 462 214
Sanagoria@gmail.com

Se ve que toqué una fibra íntima en el empleado del Servicio Técnico, ya que no tardó en intentar una solución:

Estimado Cliente

En relación a su consulta el equipo debe ser entregado al servicio técnico, indíquenos el establecimiento de compra, los datos exactos de recogida, persona de contacto, DNI, horarios de disponibilidad.

Y luego, algo que revelaba horriblemente lo otro: dentro del mismo mensaje me recordaban que Acer me propone una amplia gama de herramientas de gestión que me permitirán realizar peticiones de soporte técnico desde la web, anulando etc, etc.


Pero yo estaba tan contento con poder concretar una entrega que le escribí simplemente:

Estupendo. Tome nota:

Establecimiento de compra: MIRÓ, Av. Diagonal 3-35 Local -1620, 08019, Barcelona.

Datos exactos de recogida: Av. Catalunya nº 116, 3 piso", 08937, Santa Coloma de Gramonosecuànto.

Persona de contacto: Gerardo Sanagoria (N.I.E: Q7435932-P) o en su defecto mi Señora Esposa.

Horarios de disponibilidad: Lunes a Viernes por la mañana y hasta las 15 hs. Sábados todo el día. De cualquier manera siempre es preferible y hasta conveniente cerciorar la recogida por teléfono previamente, por cualquier eventualidad que pudiera surgir.Para tal fin apunto los números:

Gerardo Sanagoria
: 675 462 214

O bien su Señora Esposa: 683 651 386

Agradecido, espero que concretemos lo antes posible.

Reciba usted un afectuoso saludo de

Gerardo Sanagoria.

pd: Anoche me hice pupa lavándome los pies.


lunes, 3 de agosto de 2009

el café, broche de oro

Dispuesto a reconciliarme con el prójimo antes de meterla en la cama, tal como enseña la Escritura; le propuse a Nuria que se quedara a cenar.

-Es que ya he comido paella al mediodía.

-¿?

-Que no quiero comer arroz de nuevo.

-Por gozar de tu compañía soy muy capaz de cambiar el menú por esta noche- dije con simpatía, y me puse manos a la obra. Como le iba a hacer a Mundo sus fideos con huevo duro, tripliqué la ración de pasta y preparé un tuquito de salchicha parrillera que con sólo sentirle el olor ya alimentaba. Puse la mesa muy bien puesta, los cubiertos paquetones y copas altas para el vino (un Bordeaux del setenta y cuatro que resultó ser una cagada).

-Solo faltan las velas- dijo Nuria, contenta.

-No, no falta nada- corregí, sacando de la galera una que nos fumamos a modo de aperitivo.

Desde que me propuse reconciliarme con ella me había invadido un buen humor extraordinario, no muy habitual en nuestra relación, una sensación muy agradable, como de que nada podría estropear ese momento.

Comimos lentamente, divertidos, charlando. Sobre el final repartí el último culito de vino en las dos copas y con toda discreción, no quería apurarla, le pregunté si había terminado.

-Sí- me dijo.

Levanté los platos con diligencia, como cuadra a un caballero. Había terminado. Su plato lleno de cachitos de salchica parrillera, cebolla, finas láminas de ajo... ¡Era para matarla! Había dejado lo mejor ahí en el plato, pero no le dije nada. En realidad sí que le dije.

-¿Querés café?- le dije.

-Venga, va, me tomo un cafelito.

-Acá abajo hay un bar. Metele antes que cierre. Yo estoy un poco cansado- le dije- y el café... ya sabés.

sábado, 1 de agosto de 2009

dialoguito

No sé para qué le abro la puerta a esta mina. No hace más que insultarme.

-Pero qué te pasa, tío ¿no le hemos hablado ya? Dime qué coño te pasa. No llamas, no das señales ¡tengo que venir a buscarte para saber de tí!

-Tengo un montón de trabajo atrasado, Nuria, pensé en llamarte para que me acompañaras un rato pero me acordé de Mundo.

-¿Qué le pasa a tu perro?

-No le pasa nada, me acordé que no te gusta que esté en casa, que te da asco o no sé qué.

-Te lo he dicho para que te deshicieras del perro, no de mí, capullo.

martes, 28 de julio de 2009

cómo se puede ser tan pelotudo

También me revientan estos pajeros que no pueden dejar de imaginar lo genios que son. Y hacérselo saber a todo el mundo.

-Bueno, me llamó Fulano (siempre es un tipo importante), dijo que no podía ocuparse personalmente del asunto y (esto lo dicen como al pasar, pero tan como al pasar que se nota que no pueden dejar de decirlo) COMO LE HABÍA GUSTADO MUCHO MI TRABAJO, me preguntó si me podía encargar yo.

No sé en qué planeta viven. Cuando alguien me pasa un laburo, lo último que pienso es en que me lo dieron porque puedo hacerlo mejor que nadie. Mucho menos porque tenían alguna idea de lo que había hecho yo antes. Siempre supongo que me lo dan porque puedo hacerlo como cualquiera y cobrarles menos. Igual que a los genios, pero ellos hablan siempre de lo mucho que conocían y les había gustado a los demás su trabajo.

Me revientan esos pajeros.

domingo, 26 de julio de 2009

El poder del mate

Nuria entró y no hacía falta ser demasiado listo para darse cuenta que estaba bastante molesta.

Dijo que hace una semana que no sabe nada de mí. Yo creía que la había visto hace un par de días, pero no tenía ganas de discutir, así que le di un mate. Que no podía ser que no diera señales de vida, dijo. Que no la llamé, que con quién coño creía yo que estaba tratando.

Dijo que así la relación no podía funcionar. Y que le daba mucha bronca tener que venir ella a arreglar las cosas. Y descubrir sus sentimientos frente a un gilipollas al que no se le mueve un pelo. Lo que más bronca le daba era mi indiferencia, mi apatía, dijo, "¡ahí chupando esa pajita mientras yo te muestro el alma!".

Dijo que en estos momentos tenía ganas de matarme.

Yo le pasé otro mate.

Después cogimos.

martes, 14 de julio de 2009

No more Trivial

De paso aprovecho y le preparo el morfi al perro. Noto que no está de muy buen ánimo cuando me mira así, no sé, como diciéndome "otra vez fideos con huevo duro".

-¿De qué te quejás, Mundo? somos animales de costumbres.

Para distraerlo le propongo una partida de Trivial. Está bueno porque es casi como jugar contra uno mismo, con la ventaja de que en este caso bien puedo perder. Es decir, hay cierta emoción. Porque no hago trampa, te imaginás. Cuando sé las preguntas de Mundo las contesto. Se trata de partidas larguísimas, porque acá tengo todo el tiempo del mundo para contestar. Nadie se impacienta mientras pienso.

-¡Lo tengo en la punta de la lengua!- le juro, y me voy a hacer los mandados tratando de recordar una respuesta. Y en el mercado

-Seis con cuarenta- me dice la gorda Mariela, y yo me ilumino

-¡Igor Stravinsky!- aúllo eufórico.

La gorda se queda mirándome.

-¿y tú de qué vas?- pregunta tras unos segundos de incertidumbre. Inútil ensayar una explicación, así que pago y vuelvo a casa casi corriendo. Abro la puerta y lo primero que veo es al perro.

-¡Igor Stravinsky!- le grito. No parece muy conmovido. Me mira como diciéndome "otra vez fideos con huevo duro". No le doy bola, no se puede ser tan caprichoso. Antes de colocar el quesito en la ficha constato que la respuesta sea acertada.

-¡La puta que lo parió! Richard Strauss...

Me pasa muchísimo más de lo que sería razonable. Muchísimo más de lo razonable. Empecé a sospechar que podía haber algunas preguntas mal redactadas, o respondidas erróneamente. Era una sospecha hasta hace quince minutos.

-"¿Qué premio nobel nació en Buenos Aires y murió en París?"

No me preguntes por qué supe de quién estaban hablando. Imposible saber qué perversos mecanismos mentales me llevarona a pensar en alguien que murió en Ginerbra y jamás fue premio nobel. Consideré todo el tiempo que había perdido intentando contestar esas preguntas, las frustraciones y los desengaños al comprobar que todo lo que creía yo cierto era completamente falso, pero antes de revolear todas las fichas y el tablero y las preguntas por los aires, di vuelta la tarjeta y ante la mirada aburrida de mundo, que parecía decir "otra vez fideos con huevo duro", leí la respuesta .

-"José Luis Borges"- decía. Juro que decía "José".

domingo, 12 de julio de 2009

¡Viva San Fermín!

"La tragedia ha vuelto a ser protagonista en los sanfermines"- se están doliendo desde hace unos días desde todos los noticieros.

Cuentan que desde hace nueve años, creo, o catorce, no se registraba una víctima mortal.

De milagro. Si soltás como diez toros por la calle a correr atrás de la gente, lo insólito es que no mueran veinte o treinta tipos por día.