martes, 14 de julio de 2009

No more Trivial

De paso aprovecho y le preparo el morfi al perro. Noto que no está de muy buen ánimo cuando me mira así, no sé, como diciéndome "otra vez fideos con huevo duro".

-¿De qué te quejás, Mundo? somos animales de costumbres.

Para distraerlo le propongo una partida de Trivial. Está bueno porque es casi como jugar contra uno mismo, con la ventaja de que en este caso bien puedo perder. Es decir, hay cierta emoción. Porque no hago trampa, te imaginás. Cuando sé las preguntas de Mundo las contesto. Se trata de partidas larguísimas, porque acá tengo todo el tiempo del mundo para contestar. Nadie se impacienta mientras pienso.

-¡Lo tengo en la punta de la lengua!- le juro, y me voy a hacer los mandados tratando de recordar una respuesta. Y en el mercado

-Seis con cuarenta- me dice la gorda Mariela, y yo me ilumino

-¡Igor Stravinsky!- aúllo eufórico.

La gorda se queda mirándome.

-¿y tú de qué vas?- pregunta tras unos segundos de incertidumbre. Inútil ensayar una explicación, así que pago y vuelvo a casa casi corriendo. Abro la puerta y lo primero que veo es al perro.

-¡Igor Stravinsky!- le grito. No parece muy conmovido. Me mira como diciéndome "otra vez fideos con huevo duro". No le doy bola, no se puede ser tan caprichoso. Antes de colocar el quesito en la ficha constato que la respuesta sea acertada.

-¡La puta que lo parió! Richard Strauss...

Me pasa muchísimo más de lo que sería razonable. Muchísimo más de lo razonable. Empecé a sospechar que podía haber algunas preguntas mal redactadas, o respondidas erróneamente. Era una sospecha hasta hace quince minutos.

-"¿Qué premio nobel nació en Buenos Aires y murió en París?"

No me preguntes por qué supe de quién estaban hablando. Imposible saber qué perversos mecanismos mentales me llevarona a pensar en alguien que murió en Ginerbra y jamás fue premio nobel. Consideré todo el tiempo que había perdido intentando contestar esas preguntas, las frustraciones y los desengaños al comprobar que todo lo que creía yo cierto era completamente falso, pero antes de revolear todas las fichas y el tablero y las preguntas por los aires, di vuelta la tarjeta y ante la mirada aburrida de mundo, que parecía decir "otra vez fideos con huevo duro", leí la respuesta .

-"José Luis Borges"- decía. Juro que decía "José".

No hay comentarios:

Publicar un comentario